Foto:

Sebastián Serrano, 58 años, agricultor: "El poder de Dios es grande y es el que nos ha llevado quizás de la mano. Ya en los últimos operativos que venían, un día como a las cinco de la tarde estaba yo cenando, pues llegaron unos soldados que ya iban a salir ahí para abajo, y se quedaron como dos soldados. Y dice un baboso y pone el fusil aquí, midiéndome donde estaba yo cenando, y yo mirándolo, él quería que yo me espantara y pegara carrera, para ponerme el cuerpo del delito. Y yo les dije a los niños: `Sigamos comiendo, si nos matan nos matan', pero quizás le dijo otro déjalos. Yo ahí tenía que tomar la decisión de morir o vivir. `Si aquí nos matan nos matan, pero no hay que andarnos moviendo. Comamos, va de echarle al buche'."