Foto:

Carmen Ortega López, 44 años, panadera y ama de casa: "Durante ese operativo salimos quince días que anduvimos en el monte, y como el enemigo nos tenía muy cerca, entonces botamos todas las cositas, nos quedamos sin trastes en que agarrar agua, ni comida, ni nada. En el día nos refugiábamos en el monte, en la noche pensábamos caminar para ver por dónde podíamos salir más luego. Entonces donde pasábamos y lográbamos encontrar un palo de carao, esa era la comida que guardábamos para el día donde nos íbamos a refugiar. Había veces que con tres caraos comíamos hasta diez. Lo que se consiguió era para que los chiquitos comieran, nosotros los adultos pues no. Por eso era que uno se ponía más débil, porque uno sólo conseguía para los chiquitos."